La que debería ser la última opción en la protección de un menor, y sólo para casos muy excepcionales, es en la práctica la primera. Además, fracasa. Y uno de los muchos indicadores de ello es el número de agresiones que sufren los educadores.
Este artículo explica que, según reconoce la propia DGAIA (Administración responsable en Catalunya) se produjeron 130 agresiones en un año en los 13 Centros que gestiona directamente. Si lo extrapolamos a los 150 Centros que existen en Catalunya -la mayoría son de gestión privada- esto representa 1.500 agresiones en un año.
Y si lo extendemos a toda España, poco más de 1.200 Centros, serían más de 12.000 agresiones al año. Es decir, se producen más de 30 agresiones diarias en los Centros de protección de menores!
Ya lo decía hace poco un educador de Catalunya: «Los Centros, tal como son hoy deberían dejar de existir»



