Los centros de menores deberían ser la alternativa última para un niño al que se le declara en desamparo.
Parecería que un menor en desamparo, al menos aquí en España, tiene la suerte de contar con los recursos y las garantías del Estado –en este caso de cada comunidad autónoma– para sentirse amparado por unos centros presuntamente educativos y terapéuticos que van a ayudarle a reinsertarse en la sociedad.
En ocasiones, es cierto que muchos menores viven en ambientes desestructurados y que su vida es de todo menos fácil. Pero la figura del desamparo no es tan evidente como pudiera parecer…
(escrito por Joan Montane, http://forogam.blogspot.com/)