A pesar de las sentencias en contra, la Generalitat de Cataluña no acepta que una familia pueda adoptar a un niño y a su hermano. Prefieren que se quede en un centro en Rusia antes que vivir con su hermano. La familia apela a los sentimientos, a humanidad en definitiva. En el ICAA (Instituto Catalán de Acogimiento y Adopción) son términos que no conocen.
¿Cuándo se acabará con esta manera de actuar?
Ver noticia publicada el 7 de diciembre de 2010 en La Vanguardia