Otro testimonio (y van unos cuantos esta semana) que nos llega:
«…
Los tres menores ( de 11, 8 y 7 años), Tàrrega, Lleida) quedaron huérfanos de madre el 11 de julio del 2020, con la que residían en Barcelona junto al padre, Joan.
M., que es la mayor, tiene otro padre biológico, los 2 pequeños son hijos suyos.
Una vez la madre murió, valorando el apoyo familiar de abuelos, hermana, tíos y primos… y el bienestar de los pequeños, Joan y los 3 niños se trasladaron a Tàrrega en septiembre de 2020 para iniciar la residencia y la escolarización de los pequeños en un centro escolar de la misma población.
El padre biológico reclamó a M. (solo la ha visto en 3 ocasiones) y una sentencia judicial le dio la razón. M. quiere continuar viviendo en Tàrrega con Joan y sus 2 hermanos. Por ello, la DGAIA decide ingresarla en un centro para iniciar el plan de acoplamiento con su padre biológico.
Sin escrúpulos ni razonamientos, también decide encerrar a sus 2 hermanos pequeños con ella, alegando que debe «mantenerse un estrecho contacto de los 3 hermanos».
Una patrulla de 4 mossos y dos técnicos de la DGAIA se los llevan del centro escolar, sin ninguna explicación, hasta que ya estaban en un centro de acogida a más de 50 kms Tàrrega. La familia no pudo verlos ni hablar con ellos hasta 36 días más tarde.
En resumen, una situación injusta, cruel, triste, perversa y sin fundamentos para 3 niños que hace un año tuvieron que afrontar el trauma de perder a la madre y que ahora se les arranca injustamente de su entorno familiar y de las personas que los quieren.
Si la DGAIA y la Conselleria de Drets Socials trabaja por el bienestar de los niños, NO es el caso.»
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