Esta es la historia de una familia que acogió a dos niños tras su nacimiento, que los cuidó y los amó como se ama a cualquier niño en su familia. Es la historia de dos niños que no conocieron el desamparo hasta la edad de un año en que fueron separados de su familia de acogida. Es la historia de una larga lucha judicial para alcanzar el respeto a los derechos de unos niños, contada por una madre de acogida. (varios enlaces al final del testimonio permiten ampliar la información)
Soy una madre de acogida y en junio de 2009 inicié, junto a mi familia, el acogimiento temporal de dos gemelos recién nacidos prematuros. Tras casi un año de acogimiento sin ninguna visita de los niños a sus familiares biológicos y tras conocer su condición de adoptabilidad, solicitamos su adopción por considerarlo lo más beneficioso para ellos. El SPM se negó a permitir que los niños permaneciesen con nosotros y nos obligaron a ingresar a los niños en un centro de menores, en junio de 2010, bajo amenazas de incurrir en delitos penales. Iniciamos un proceso judicial que en junio de 2010 desestimó las medidas cautelares urgentes en las que pedíamos que los niños estuviesen con nosotros mientras se sustanciaba el pleito. Por este motivo, los niños permanecieron ingresados en el centro de menores durante casi siete meses, recibiendo nuestras visitas dos veces a la semana durante una hora cada vez. Paralelamente iniciaron contactos con una desconocida familia que escogieron para adoptarlos, a la que permitieron visitas y salidas del centro. En diciembre de 2010 se dictó sentencia en primera instancia desestimando nuestra petición de adopción y los niños abandonaron el centro e iniciaron la convivencia en acogimiento provisional con la familia escogida para su adopción, siendo suspendidas las visitas con nosotros.
Recurrimos en apelación la sentencia que nos denegaba la adopción de los niños, siendo de nuevo desestimada y recurrida por infracción procesal y casación ante el Tribunal Supremo, pendiente actualmente de admisión.
La suspensión de visitas fue impugnada también judicialmente y desestimada en primera y segunda instancia por lo que se encuentra actualmente recurrida por infracción procesal y casación ante el Tribunal Supremo, pendiente de admisión.
Por otro lado, en enero de 2010, mientras los niños estaban conviviendo con nosotros e intuyendo su cercana condición de adoptabilidad, iniciamos el proceso de obtención de idoneidad para la adopción que otorga el mismo organismo en el que se tramitan los acogimientos y las adopciones. Nuestro certificado de idoneidad fue paralizado en julio de 2010 (los niños estaban ya ingresados en centro) sin resultado acerca de nuestra idoneidad. Estuvo paralizado durante casi dos años hasta mayo de 2012 en que los técnicos del SPM accedieron a pronunciarse acerca de nuestra idoneidad, emitiendo resolución con resultado de “no idoneidad” en agosto de 2012. La resolución fue impugnada obteniendo sentencia estimatoria que nos declaró idóneos para la adopción el pasado 7 de marzo de 2013 y condenó en costas al SPM.
Paralelamente, en octubre de 2011 solicitamos la adopción de los niños directamente al juzgado por la vía de la jurisdicción voluntaria que fue inadmitida a trámite por el juzgado de primera instancia y admitida a trámite por la Audiencia Provincial, en abril de 2012, siendo devueltos los autos al juzgado de primera instancia para seguir su curso. El procedimiento fue suspendido a la espera de la resolución acerca de nuestra idoneidad como adoptantes que, actualmente, se encuentra resuelta en primera instancia aunque no es firme.
En este punto nos encontramos, a la espera de la resolución del procedimiento de adopción. He tratado de ser lo más sintética posible aunque no he reprimido el lenguaje jurídico ya que quienes leemos este tipo de páginas estamos ya, desgraciadamente, bastante introducidos en el vocabulario jurídico. Así, el juez está a punto de pronunciarse, o debería hacerlo, acerca de la adopción que solicitamos, como adoptantes, siendo los adoptandos los dos niños que tuvimos en acogimiento.
En este momento hace más de dos años que no tenemos ningún contacto con los niños que tuvimos en acogimiento y el mismo tiempo que llevan viviendo con sus actuales acogedores. La gente de nuestro entorno conoce lo ocurrido y en líneas generales obtenemos su apoyo. Pero surgen voces discordantes que, por mi parte, no puedo dejar de escuchar. La voz más audible de todas me dice: ¡Ha pasado mucho tiempo¡ Otras voces aseguran: Los niños no son tuyos, las voces más mezquinas, aunque afortunadamente más infrecuentes, me gritan: No merecen tu esfuerzo! y por último y muy en relación con el anterior argumento, quienes me conocen muy poco, piensan que lucho por un enfrentamiento personal con alguien, por salirme con la mía, ganar, tener fama o algo por el estilo que no puedo precisar con exactitud y me dicen: Es usted una luchadora, ¿no?!
A todos ellos, les contesto con mis mejores y estudiados argumentos y con mi opinión personal.